

En 2005, un grupo de estudiantes desarrollaron un proyecto llamado Narbacular Drop. El objetivo del juego consistía básicamente en moverse por una mazmorra colocando y manipulando portales que nos trasladaban instantáneamente de un punto a otro. Este original juego ganó premios y llamó la atención de la industria. Valve Software, desarrollador de ambas entregas de Half Life, se hizo con todo el equipo detrás de Narbacular Drop, que empezó a hacer un juego nuevo tomando el motor Source y ampliando ese genial planteamiento que los había lanzado a la fama. Así nació Portal.

Pues no, no es tan simple. No al menos cuando entras por un portal en la pared y sales por el techo. Podemos mantener el impulso al atravesar un portal, por lo que es posible realizar acciones tan inverosímiles como "caer hacia arriba". O podemos crear un portal encima de una amenaza (una pequeña torreta automática) y acto seguido crear otro debajo de una pesada caja. La caja caerá por el portal e irá a parar encima de la torreta, tumbándola en el suelo por el golpe. O incluso tan simple como crear un portal a nuestros pies para una huida instantánea a otro punto del mapeado.

Además, por si no fuera poco lo que Portal ofrece jugablemente (en sus escasas dos horas, diría que ofrece más experiencias novedosas que el 95% de los juegos "normales"), Valve lo ha dotado de una ambientación con calculadas dosis de intriga e hilaridad. Sin entrar en muchos detalles, decir que el contexto aparentemente fiable y relajado del principio del juego irá evolucionando hacia una experiencia bizarra que se permite jugar incluso con una atípica sensación de peligro.

Sorprendentemente, Portal ha acabado eclipsando por completo al resto de grandes títulos que lo acompañan en el recopilatorio. Episodio 2, expasión inicialmente llamada a ser la estrella de The Orange Box, palidece ante la mayor revelación jugable del pasado 2007. En una época donde las viejas y exitosas fórmulas se repiten hasta la saciedad, nadie debería perderse esta pequeña obra maestra. Mientras vemos los hilarantes créditos, a uno no le queda más remedio que dar las gracias (en voz baja o alta, a gusto de cada uno) a ese pequeño grupo de estudiantes por crear un planteamiento tan brillante, y como no, a Valve, por creer en ellos y traernos a todos esta magnífica adaptación. A veces las cosas más grandes salen de los sitios más pequeños.
