
Es por eso que en HazardGames, con fin de orientar (aunque solo sea un poquito) a aquellos indecisos que prevean hacerse con uno o dos títulos en esta época tan proclive al consumo, hemos decidido hacer una pequeña lista con diez títulos que ningún jugador que se precie debería, al menos, dejar de probar. Por supuesto hay varios nombres grandes, pero esta no pretende ser una lista de los mejores del año al uso. No. Solo queremos recordar una serie de títulos que, independientemente de la expectación que los precedió o la acogida por una prensa a veces dudosamente profesional, nos han regalado momentos que justifican el por qué después de tantos años seguimos adorando el mundo de los videojuegos.
¿Cómo lo haremos? Muy fácil, cada uno de nosotros elegirá tres títulos (tarea harto difícil en un año tan prolífico) que por uno u otro motivo nos han llenado especialmente, y explicaremos por qué deberían ser serios canditatos a formar parte de vuestras estanterías en caso de que aún no lo sean. ¿Fácil, verdad? Pues ahora, mientras me pienso los míos, cedo el turno a mis compañeros para que vayan proponiendo sus candidatos. Más abajo ya nos reencontraremos y os comentaré como hacer para que vosotros también aportéis vuestro granito de arena.

Mi primera propuesta navideña es Mario Kart Wii. El que ha resultado ser el peor puntuado de la saga por la prensa especializada es en mi opinión el más frenético, loco, intenso y divertido de todos ellos. Como novedades, la espléndida implementación del wiimote (a los veteranos les costará adaptarse al volante, pero si tienen la paciencia de "reaprender" a jugar con él, descubrirán cuán satisfactorio puede llegar a ser manejar nuestros bólidos con el periférico), la adición de las motos -para nada tan anecdótica como he llegado a leer en algunos análisis-, el uso de piruetas para conseguir "mini turbos" -brutal añadido jugable-, la impecable incorporación del juego on-line y la posibilidad de usar nuestros Miis como conductores. A todo ello hay que sumar el magnífico diseño de los nuevos circuitos, absolutamente demenciales. Ya sea en solitario, con tres amigos o a través de la red, Mario Kart Wii es una de las experiencias más adictivas de la presente generación, un título que define y explica el mismo concepto de videojuego.
Uno se queda sorprendido al pasear por Gamerankings y descubrir cómo ha tratado la prensa especializada al que, para mí, es uno de los juegos más innovadores de la generación. Bajo esa maravillosa y fresca vestimenta jugable -un plataformas en primera persona que consigue como muy pocos títulos que nos sintamos en la piel del personaje que manejamos- se esconde un título que nos lleva atrás en el tiempo, recordándonos qué hacía que nos divirtiéramos con los difíciles juegos de antaño, ésos en los que moríamos una y otra vez y que sólo conseguíamos acabar tras repetir continuamente los mismos errores. Mirror’s Edge es un Prince of Persia (la joya que Jordan Mechner nos regaló en 1989) moderno, con un estilo de juego totalmente clásico enmascarado en una perspectiva subjetiva implementada de forma magistral. La guinda se la pone al pastel un diseño artístico que quita el hipo. Una compra obligada para cualquier jugón, especialmente para los más inquietos, esos que disfrutan ya no sólo jugando, sino tratando de entender por qué disfrutan haciéndolo, y gustan de comprobar cómo avanza esta industria. Mirror’s Edge redefine los juegos en primera persona, y demuestra que todavía hay muchos caminos que explorar.
Wii Music (Wii)
De la sopresa paso directamente a la completa perplejidad cuando veo las barbaridades que se han dicho sobre esta obra maestra del videojuego. Desde que salió no hay prácticamente día que no trastee un ratito con él. Wii Music es algo que cualquier amante de esta forma de ocio -y arte- debería probar: no se parece a nada que hayáis jugado antes. Potencia la creatividad, explica la música y estimula la imaginación. Es ideal para todos los públicos, para jugar solos o en compañía. Más allá de su aparente sencillez hay una profundidad asombrosa, y si te atrapa estás perdido. Porque tras su amable intención educativa -la de acercar los fundamentos de la música a todo el mundo- asoma una experiencia fascinante y embriagadora, la que genera la propia música. Recientemente pude jugarlo con un niño de 8 años y su madre, y debo decir que quedé muy impresionado (era imposible distinguir quién lo estaba disfrutando más). Sin duda los videojuegos han alcanzado la madurez, ya no son cosa de cuatro adolescentes con problemas de comunicación -y perdonad la caricatura. Si hace 6 años me hubieran dicho que podría compartir esta maravillosa afición con mis padres, me hubiera reído en la cara de tan atrevido adivino. Hoy, con Wii Music, constato una vez más que los videojuegos son algo muy grande, un invento maravilloso capaz de ofrecer experiencias inolvidables…

Mis recomendaciones comienzan con esta obra. ¿Cómo trazarla a grandes rasgos? Nos ofrece un universo que abordaremos en un total cinco etapas, desde combates microscópicos entre células con mala leche hasta la creación de un frondoso imperio galáctico, pasando por luchas entre especies, enfrentamientos tribales o la conquista de todo un planeta. En nuestro particular periplo a través de estos cinco estadios diferentes iremos avanzando de diversas formas, unas veces mediante combates contra los demás seres vivos en una modalidad de acción pura, otras tirando de elementos anclados en la estrategia más clásica, y llegando finalmente a conformar un juego de gestión interplanetaria. Pero Spore no solo es un buen juego de estrategia. Su magia radica en la personalización: crearemos nuestros propios seres unicelulares peleones, nuestra raza de seres raros, nuestras ciudades, himnos, vehículos, planeta y, en definitiva, universo. Todo estará a nuestro alcance, todo será modificable, todo se convertirá en nuestro una vez le impongamos nuestras ideas y nuestro estilo. Ahora más que nunca, tendremos el universo a nustros pies.



Little Big Planet (PS3)
Pensando en un principio elegir un candidato por cada consola de sobremesa, este puesto iba a ser para Metal Gear Solid 4, pero al final varias razones han hecho decantarme por la ingeniosa obra de Media Molecule. Guns of the Patriots es un juego excepcional, no me cabe ninguna duda, pero es un juego hecho para los fans de la saga, de forma que si alguien poco experimentado con la misma se hace con él, corre el riesgo de sentirse por momentos desorientado en un trama que poco concede a los novatos. Esto, unido a que los citados seguidores de la franquicia probablemente ya se habrán hecho con él a estas alturas, mi principal canditato para los usuarios de PS3 es Little Big Planet. Los principales ganchos: una estética que solo se puede definir como entrañable y una impresionante capacidad para la personalización. A una ya de por sí excelente selección de niveles se le une la posibilidad de alargar la vida del título indefinidamente, gracias a nuestra imaginación y maña con el completísimo editor, y a la opción de descargarnos las creaciones de otros usuarios. Prometedor, pero… ¿hasta que punto puede ser divertido un juego cuyo máximo atractivo reside en un editor de niveles? Pues en este caso, la creación llega a ser tan adictiva como la parte jugable (en el sentido más tradicional de la palabra). Little Big Planet no solo nos propone crear un decorado por el que avancen luego los adorables sackboys, sino que logra hacer de este proceso intermedio un fuerte estimulante para trastear mentalmente con miles de posibilidades y poner a prueba nuestra pericia. Sorprendente, intuitivo, completo y bonito. ¿Qué más se puede pedir?
Lost Odyssey (Xbox 360)
Empecemos con una turbadora revelación: Lost Odyssey no es Final Fantasy VII. Ni Xenogears. Ni siquiera Chrono Cross. Lost Odyssey es (agárrate) Lost Odyssey. O en otras palabras, quizás no sea la obra maestra que reavive la pasión por los JRPGs tras la resaca post-32 bits, pero eso no le impide tener multitud de virtudes y una fuerte identidad propia. El nuevo trabajo de Sakaguchi y compañía (ahora lejos de Square-Enix) desprende un aroma muy clásico, pero a la vez sabe distinguirse de sus congéneres. Un argumento sin especial complejidad, una mala optimización (a veces parece recrearse más en sus tiempos de carga que en sus propias escenas) y las, por muchos temidas, batallas aleatorias no eximen a la obra de Mistwalker de ser una de las mejores experiencias de esta generación, ni que se convierta incluso en uno de los JRPGs más destacados de los últimos años. Sus momentos tristes, sus momentos cómicos, su impecable banda sonora, sus maravillosos relatos… En definitiva, su fuerte apuesta por una emotividad más íntima y humana debería instarte al menos a probarlo. O también puedes anclarte en el pasado y desempolvar tu SNES y/o tu PSX. Tú mismo.
Tras un tutorial que apenas sirve para familiarizarse con los conceptos básicos, Zack & Wiki nos suelta en unos primeros niveles que, aún siendo bastante asequibles a poco que funcione tu pensamiento lógico, sirven para tomar conciencia de que este juego puede llegar a ser más inteligente que tú. Y no te lo tomes con una ofensa personal. Capcom parece haberse echado a beber en la fuente de las clásicas aventuras gráficas "point & click" para luego volver a este siglo y adaptar viejas experiencias a nuevas posibilidades. Uno de los mejores usos del mando de Wii y un diseño de niveles sublime se dan la mano bajo la atenta mirada de una acertadísima estética cel shaded (tanto por la comicidad de la ambientación como por la forma en la que se resalta cada elemento del escenario y facilita la orientación del jugador). El resultado: el típico rompecabezas en el que intentamos superarnos a nosotros mismos pasa a ser una curiosísima experiencia que casi seremos arrastrados a completar para demostrarle al propio título que no ha podido con nosotros. Un juego tan bien planteado, tan original y que logra hacer del método ensayo-error un arte no debería ser ignorado por nadie que guste de poner su intelecto a prueba. Así podrás comprobar su asombrosa paradoja: cuando llegues al último nivel, lo superes y te plantes ante los créditos finales, te darás cuenta de que a pesar de su estética infantil (criticada por algunos desde la ignorancia) Zack & Wiki te habrá hecho madurar como jugador.
Metal Gear Solid 4: Guns of the Patriots (PS3)
Pues sí, finalmente la aventura del espía más veterano (en todos los sentidos) de la industria se ha hecho con un merecido puesto en nuestra lista navideña. Se puede discutir si abusa o no de las cinemáticas, si la aparición de ciertos personajes para atar todos los cabos resulta forzada o incluso si a Kojima le gustan más los primeros planos de escotes que a Cliff Bleszinski unos marines bien armados. Pero lo que no se puede negar es que Guns of the Patriots es uno de esos pocos juegos que después de tirarse años levantando expectación sale al mercado y realmente logra cumplir las expectativas de todos, o casi todos. Desde el importantísimo paso a las tres dimensiones vivido hace más de una década, pocas son las ocasiones en las que se pueda decir que el salto generacional dé una saga realmente de un paso más sin fijarse meramente en cuestiones técnicas. La nueva obra de Kojima logra que, sin perder un ápice de la esencia de sus sucesores, MGS4 se sienta como un juego muchísimo más refinado jugablemente, donde aparte de la interesante trama resulta un enorme placer jugar por jugar, incluso aunque nos vayamos saltando las cinemáticas. Magnífico broche de oro para una magnífica saga.